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LLAMAMIENTO

¿QUE ES EL LLAMAMIENTO?

El Llamamiento:

Se refiere a la acción y efecto de llamar, en tanto que:
Llamar hace referencia a invocar, convocar, citar, nombrar, denominar a alguien, o en su defecto, dar voces o hacer señales para atraer la atención de un individuo o de un animal.

¿Pero  como sucede este llamado?

Puede ser con voz audible, haciendo saber el propósito de ese llamado.
En las Escrituras encontramos uno de tantos testigos del llamado de Dios.
“Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché”. Isaías 41:9
Solo Dios el dueño de todas las cosas con su gran autoridad, es el único que hace y crea llamado con verdadero propósito.
 “Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé”. Isaías 45:12
 
“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra”. Éxodo 19:5
Desde el principio que Jehová Dios comenzó a llamar a diferentes hombres para cumplir un propósito específico en este mundo, fue cuestión de elección y oportunidad, no solo de parte de Dios, sino de aquellos que tuvieron en cuenta la invitación, también podían elegir seguirle o no, aprovechar la oportunidad de estar cerca de Dios o alejarse de su presencia.
Pero también esto tenía un significado tan importante como fue el aprender a aplicar la obediencia por la fe en aquel a quién necesitaban conocer, amar y buscar de todo corazón y con voluntad.
“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Deuteronomio 6:5;  Marcos 12:30
El llamado es efectuado para todo aquel que cree en Él, Dios mismo se mostró a los hombres por su propia voluntad, para crear la necesidad de conocerle.
El creador de los cielos, la tierra, el mar y todo lo que en ellos habita, no ha hecho las cosas en vano, sino con un propósito eterno.
 
“Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.  No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud”. Isaías 45:18-19
En clases anteriores vimos como en el Antiguo Testamento Dios nos presenta a aquellos hombres que obedecieron a la voz de Jehová Dios, sin haberle visto, sino hasta que se dieron la oportunidad  de creerle y conocerle en el proceso, y su fe creció y se fortaleció hasta las últimas consecuencias, fueron llamados santos.
  • Abel
  • Enoc
  • Matusalén
  • Noé
  • Abraham
  • Isaac
  • Jacob
  • José
  • Moisés
  • Aarón
  • Josué
  • Samuel
  • El rey David
  • Isaías
  • Jeremías
  • Ezequiel
  • Daniel
  • y otros más,…
Todos estos hombres en medio de su imperfección, miedos e inseguridades, se dieron la oportunidad de oír y aceptar el ofrecimiento que les hacia Dios desde el Reino de los Cielos.
Dios esperaba que este pueblo escogido y apartado por Él, creyera, viviera por Él y para Él, en santidad y honor, lo representara delante de todos los pueblos y proclamara su Santo Nombre.
“Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. Levítico 20:26
Dios mismo quiso enseñarles, Dios mismo quiso instruirles, Él quiso ser su guía y su dirección, pero solo algunos lograron permanecer en esa instrucción y dirección.
Debido a la escases de cordura y sensatez en el corazón de los hombres del pueblo escogido por Dios que los llevó a la practica multiplicada del pecado contra Dios, se perdieron en su propia confusión; de manera que fue necesario un  Salvador y Redentor, para volver a empezar.
Jesús el enviado por Dios el Padre, ahora viene a buscar lo perdido.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Lucas 19:10
“Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Mateo 15:24
Así que de nuevo es cuestión de elección y oportunidad.
Sin embargo…, “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Juan 1:11
Esa elección y oportunidad, fue ofrecida, pero de nuevo no es aprovechada, sin embargo gracias a Dios, otros le recibieron y es ahí cuando se cumple..,
 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”; Juan 1:12
Pero no era gente llamada por sus cualidades, riquezas, raza, color, costumbres, capacidades o justicias; sino que ese llamado fue hecho en su grande Misericordia a todos los que creyeran en él.
“y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”. 1 Corintios 1.28-29

La elección la hace él, el llamado viene de él.

Pero depende de nosotros oír, creer, recibir, aprender y permanecer en él.
 
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.  Juan 15:16
Cuando hemos sido llamados por Dios a través de Jesús, su deseo es enseñarnos a ir a él y en él descansar.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;  porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30
También él nos santifica en el espíritu, en el alma y en el cuerpo. Pues en su fidelidad el lo hace para nosotros y en nosotros.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.  Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”. 1 Tesalonicenses 5:23-24

¿ Pero cómo lograr permanecer en el llamado de Dios ?

Recordemos que no estamos solos, Dios produce en nosotros lo que necesitamos, pues como dice la Escritura:  “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13
Dios mismo nos ayuda y nos ayudará en todas nuestra debilidades como le dijo al apóstol Pablo. “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:9

Así es el amor de nuestro buen Dios y Jesús para con nosotros.

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso.  1 Juan 4:19-21
Es necesario amar a nuestro Dios y a Jesús, a su manera para que todo nos ayude para bien.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28

Así que somos escogidos para salvación, porque de esa manera lo dice la Escritura.

El propósito de Dios en Cristo para todos los que hemos recibido el llamado y le seguimos voluntariamente es, para salvación y para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Tesalonicenses 2.13-14
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
“Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”. Mateo 22:14

Recordemos

Es una decisión personal, es una oportunidad de conocer, creer, seguir y obedecer a su voz y el añadirá todas las demás cosas que necesitamos en la vida espiritual y en esta tierra.
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Juan 5:24
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33

 

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Gracias

¡ Dios le bendiga !