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Credo

Nuestras Doctrinas

Definición

Las doctrinas son el conjunto de creencias, enseñanzas o principios básicos defendidos por nuestra congregación, los cuales rigen su actuar y son inamovibles.

Cada una de nuestras doctrinas están sustentadas por dos o mas versículos de las sagradas escrituras (Reina Valera 1960). 

Cursos virtuales

Contamos con tres cursos virtuales que puedes desarrollar vía online en nuestra plataforma virtual. Estos cursos contienen una explicación detallada de nuestras doctrinas; en los dos primeros cursos desarrollamos el nuevo nacimiento y las 5 preguntas del evangelio. Y por ultimo catecúmenos que agrupa la explicación de las otras doctrinas. 

Además cada uno de estos cursos, te permiten primeramente conocer más a Jesús y en segundo lugar estar un paso mas cerca de hacer parte de nuestra congregación. Te dejamos el enlace para realizar el registro y para iniciar sesión.

Nuevo Nacimiento

El nuevo nacimiento es la obra de la Gracia de Dios, por la cual cambia la naturaleza pecaminosa del hombre que se arrepiente, cree y recibe a Jesucristo como su único y suficiente salvador (Jn. 1:12); Habiendo estado muerto en delitos y pecados es salvo por gracia y trasladado al reino de su amado Hijo, (Hch. 26:18; Ef. 2:1-5, 8,9; Col.1:13; Ro. 6:22; Juan 3:3-6). Desde este momento el creyente llega a ser nueva criatura en Cristo Jesús, nacido del Espíritu y el Espíritu Santo entra en su vida facilitando una nueva vida de paz con Dios, obediencia a la voluntad de Dios y amor a sus semejantes (Jn. 3:3-7; 2 Co. 5:17; Ro. 5:1; Tit. 3:5; 1 Jn. 2:9-10).

Nacer
¿Quién es Jesús?

Doctrina del Evangelio del Reino

El evangelio del reino consiste en conocer a Jesús conforme a lo dicen las escrituras, Pero ¿Cómo le conocemos? Para ello desarrollamos 5 preguntas, que nos permiten cumplir con la premisa. Las preguntas son:.

      1. ¿Quién fue?
      2. ¿A qué vino?
      3. ¿Qué hizo?
      4. ¿A qué lo envió Dios?
      5. ¿Qué debo hacer yo?

La Santa Biblia

La Biblia es la palabra escrita de Dios, plena y singularmente inspirada en su totalidad por Dios, de tal manera que los sesenta y seis libros canónicos han resultado ser sin errores en los manuscritos originales, tanto teológicos como históricos (2 Ti. 3:16-17; 2 P. 1:20-21; Lc. 1:1-4; Juan 21:24; I Co. 2:6-13; Sal. 19:7). La Biblia constituye para nosotros la voluntad de Dios en forma escrita y las palabras de las Escrituras son para nosotros la Palabra de Dios. (Sal. 119:1 y Mt. 4:4; 1 Ts. 2:13).

La Biblia es nuestra suficiente y final autoridad para la fe y práctica de vida tomando absoluta prioridad sobre cualquier experiencia subjetiva o declaración eclesiástica (Jn.14: 23-26; Mt. 7:24-29; 28:18-20; 1 Co. 14:37-38). Creemos que como cristianos debemos ceñirnos en todo a las normas legales que para tal efecto estén establecidas o que lleguen a establecerse en el futuro, siempre y cuando no contraríen las enseñanzas de la Palabra de Dios. (Ro.13:1-7; Hch.5:29).

Santa

La santísimas Trinidad

Creemos que Dios es UNO y en la unidad de su Divinidad existen eternamente tres personas de una misma esencia, perfección y poder: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. (Dt. 6:4; 2 R. 19:15; Neh. 9:6; Sal. 83:18; 86:10; Is. 37: 16, 20; Mt. 3:16-17; 28:19; 2 Co. 13:14; 1 Jn. 4:9-15); Y nadie es semejante a Él, (Ex.8:10; 9:14; 15:11).
La Sagrada escritura habla distintamente de las tres divinas personas así: El Padre se reveló como creador y proveedor de salvación, (Gn.1: 131; 3:15; Ro.1:19-20); El Hijo nos redime, (Ef.1:7-9; 2:8-10); y el Espíritu Santo nos guía a toda verdad, (Jn. 16:13).

El hombre y el pecado

El hombre fue creado a imagen de Dios (Gn.1:26,27), era inocente y puro (Ro. 5:17). Por su escogencia libre, el ser humano se rebeló contra Dios, cayó de su estado de inocencia y pureza; y adquirió la naturaleza pecaminosa (Ec.7:29; Ro.5:12). Después de la caída, todos los seres humanos nacemos con la naturaleza pecaminosa (Sal.51:5; Gá. 3:22).
Y por cometer actos de desobediencia llegamos a ser culpables delante de Dios (Ro.3:11-23). Sin la obra regeneradora de Dios, el hombre está perdido y aun viviendo, está muerto en sus delitos y pecados (Ro. 3:23; 6:23) andando sin Dios y sin esperanza (2ª Co. 4:3; Ef.2:1-3,12).

Hombre

Doctrina de Jesucristo

Jesucristo es el hijo eterno de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad. Es uno eternamente con el Padre y por la concepción del Espíritu Santo, nació de la Virgen María (Jn.1:1; 10:30; Lc.1:27,35). Él es hombre hecho Dios, (Hechos 2.36); (Ro. 9:5; 5:15). Él es el sustituto por nuestros pecados y nuestro modelo de vida para imitar y crecer. Él es el autor de eterna salvación (1 Ti. 2:5; Hch.4:12; 1 Jn 2:2; Col.1:15-23; Is. 53:4-6).

La salvación

Dios a través de Jesús hizo plena expiación por los pecados de todo el mundo al derramar su sangre en la cruz como sacrificio perfecto y suficiente para que todo aquel que crea y le reciba, sea salvo, Jn.1: 12; 316. (He. 9: 13, 14, 26; 10:10-14; 1 Jn. 2:2). Su muerte y resurrección es el único fundamento de nuestra salvación (Hch.4:12; 1 Co.3:11; 15:3; Ef. 2:13). La expiación se hace eficaz para todo pecador que se arrepiente, cree en el Señor Jesucristo y sigue a su santo evangelio, (Hch.2:38; 3:19).

Creemos que todo cristiano está seguro de su salvación en Cristo y que nada puede amenazar o acabar esa relación eterna con El (Jn. 10:28-29). Sin embargo, para el cristiano existe la posibilidad que, a través de una decisión personal, le dé la espalda a su salvador, lo que en la Biblia se le llama apostasía, o regresar a un estilo de vida en contra de los principios de Dios, rechazando a Cristo de su vida (He. 6:4-6; 2 P. 2:1-22). Creemos que uno no pierde su salvación cada vez que peque, pero si es posible rechazarla por decisión personal. Cometiendo así apostasía. Creemos como dice el Apóstol Juan, “la persona que dice que tiene comunión con Dios y vive en pecado, miente, no practica la verdad y no es verdadero creyente” (1 Jn. 1:6; 3:6-9). Creemos, como dice el Apóstol Pablo, la persona que persiste en pecados sin arrepentirse, “No heredará el Reino de Dios” (Gá. 5:19-21; 1 Co. 6:9-10).

Doctrina

Doctrina de la iglesia

La iglesia es el cuerpo universal de Cristo, compuesto por todos los verdaderos creyentes en el Señor Jesucristo y del cual, Él es la cabeza (Ef. 1:22; 3:21; 5:23-32; Col. 1:18). Esta iglesia no llega a dividirse por el hecho de que haya varias denominaciones, porque no puede haber más que un verdadero cuerpo de Cristo. El registro de su membrecía está en el cielo, en el libro de la vida (Lc.10:20; Fil.4:3; He. 12:23; Ap.21:27). Todos los verdaderos cristianos son miembros los unos de los otros (1 Co. 12:12-27; Ef. 4:25).
La misión de la iglesia en el mundo está registrada en los cuatro evangelios así: en Mt. 28:19 nos dice, Id y haced discípulo a todas las naciones; en Mr.16:15 nos manda a ir y predicar a toda criatura; en Lc.24:47-48, nos confronta a dar testimonio del arrepentimiento y perdón de pecados que hemos experimentado en el mensaje de Cristo. 

La ordenanza de la iglesia

El Bautismo:
Creemos que el bautismo es un acto de testimonio público de fe en Jesucristo un paso de obediencia al mandato del Señor Jesucristo a sus discípulos (Mt.28: 19; Hch.2: 41), y nosotros como seguidores suyos también debemos cumplirlo, hasta cuando él venga.
Creemos que el Bautismo se debe aplicar a aquellas personas conscientes de su decisión por Cristo y quienes, habiendo entendido la obra redentora de Jesús en la Cruz, confiesan que su salvación es por fe y no por obras (Ef.2:8-9).
Santa Cena:
Creemos que la Santa Cena fue instituida por Jesús con el fin de experimentar comunión íntima con El mismo, quien murió por nosotros, y recordar hasta que El venga por segunda vez, su obra expiatoria aquí en la tierra, en rescate por el hombre pecador, (Mt.26: 26-28; Mr.14: 22-26; Lc.22: 19-20; 1 Co.11: 23-25). Creemos que los elementos del pan y el vino representan el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús (1 Co. 10: 16); aunque los elementos no se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo (transubstanciación), sí nos adentran en una relación de intimidad espiritual con El y nos imparten gracia en nuestro peregrinaje espiritual (1 Co. 11:24-26). Creemos que toda persona creyente y consciente de la obra redentora de Cristo en su vida, después de haberse auto examinado y hallarse digno por la confesión y el perdón, puede participar de ella.

Doctrina de la Santidad

Creemos que vivir en Santidad, es la norma imperativa del creyente, como lo dice (1 P. 1:15-16) “Sed santos porque yo soy santo”, “sin santidad nadie verá al Señor”, (He.12: 14). Jesús es nuestro gran modelo y como creyentes en El, debemos demostrar similitud con nuestro Señor en todas las esferas de nuestra vida, (Ef.4: 13).
El cristiano es llamado, apartado, separado y escogido de un mundo de pecado para ser consagrado a Dios. (Lv.11:44-45; 19:1-4; 20:26; Nm.6:5-8; 16:5-7). Por tal razón, el creyente voluntariamente y por amor a Cristo se abstiene de toda especie de maldad.
El creyente que busca la santidad la logra mediante la acción del Espíritu Santo quien, además de su obra de santificación inicial en la regeneración, produce tanto el querer como el hacer la voluntad de Dios, (Fil.2:13). El cristiano se vale del estímulo que ofrecen la Palabra, la oración, las ordenanzas del bautismo y la Santa Cena, el congregarse, la evangelización, etc., para abrirse a la acción purificadora de Dios produciendo así la santidad, parte integral de la imagen de Jesucristo en el creyente (2 Co.3: 18).

La obra del Espíritu Santo

El Espíritu Santo da testimonio de nuestra salvación por la convicción interna que El imparte a cada hijo de Dios (Ro. 8:16; 1 Jn 3:24; 4:13; 5:6,10). Se recibe el Espíritu Santo en el momento de nacer de nuevo (Ro. 8:9; 1 Co. 12:13), pero el creyente pronto encuentra que, aunque él tiene el Espíritu en su vida, el Espíritu Santo no lo domina como Él quiere, (Stg. 4:1-10; 1 Co. 3:1-4; Ro. 7:1-8,13). Llevándolo a una segunda experiencia de mayor intimidad con El. La llenura del Espíritu Santo, es aquella obra de la gracia de Dios en respuesta a nuestra decisión de dejarnos guiar por el Señor Jesucristo, en la que Él nos santifica, nos purifica, nos limpia, nos consagra a Él, y nos llena con su Espíritu Santo, para que podamos vivir una vida santa, tener el denuedo al compartir el evangelio con otros y experimentar el fruto del Espíritu Santo en nuestra vida cotidiana (Lc. 4:1; Hch. 2:4; 4:8; 4:31; 6:3,5; 7:55; 9:17; 11:24; 13:9; 13:52; 15:8,9; Ef. 1:23; 3:19; 5:18; Ro. 1:4; 15:13; Stg. 4:1-10; 2 Co. 7:1; Gá. 5:1-26).

Dones

Dones Espirituales

En cuanto a los dones espirituales creemos:
Que son dados básicamente para que el cuerpo de Cristo en la diversidad mantenga su unidad y edificación, para llevar a cabo la misión de Dios en el mundo, (Ro.12:4; 1 Co.12: 14-27; Ef.4: 16). Por los contextos Bíblicos en que se registran, el Espíritu Santo otorga dones funcionales, (Ro.12:6-8); ministeriales, (Ef.4:11-12; 1 Co.12: 28); y manifestaciones, (1 Co.12:8-10). Pero todos ellos son para edificación de la Iglesia, (Ef.4:12; 1 Cor.14:12, 17 y 26). Que el ejercicio de un don espiritual no indica superioridad espiritual, más unción, o autoridad, (1 Co. 1:7; 3:1; 14: 37,38). Ni son un asunto de elección o deseo personal sino de la divina voluntad. (1 Co. 12:11). No hay ningún don en particular que todo creyente debe poseer, (1 Co. 12: 17, 18, 29).

La segunda venida de Jesucristo

Creemos que el Señor Jesucristo retornará a la tierra algún día, con poder y gran gloria para rescatar a la iglesia transformando lo mortal a inmortal y lo corruptible a incorruptible y llevarla con El, por toda la eternidad, dando cumplimiento a la profecía Bíblica y a la esperanza del cristiano (Is. 61:1-4; 1 Jn. 3:1-3. Hch.1:11; Mt.24:27; 1 Co.15:51-58; 1 Ts. 4:9,10; 13-17; Ap. 20:6). Creemos que habrá resurrección de los justos a la vida eterna con Cristo y de los injustos a condenación eterna apartados de Dios (Ap. 20:11-15).

cielo

Doctrinas la resurrección, el cielo y el infierno

Creemos que habrá resurrección corporal de los muertos, tanto de los salvos como de los no salvos (Jn. 3:18; 5:29; 1Co. 15:12-23, 42-44).
Habrá vida eterna y bendición en el cielo para los salvos que estarán en la misma presencia de Dios (Jn. 14:14; Ap.
22:3-5).
Habrá castigo en el infierno para todos los no salvos en separación eterna de Dios (2 Ts. 1:9; Ap. 21:8).

Educación Cristiana

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